Cuando uno tiene ganas de pescar lo mejor es asegurar el tiro y dirigirse a un lugar fetiche, a una zona donde se sienta a gusto tanto pescando como por el paisaje. Atendiendo este criterio elegimos una apartada playa del Cabo de Creus en Girona que siempre nos ha proporcionado buenas capturas tanto en tamaño como en número de capturas. El paisaje aquí es idílico, encantador, la playa muy acogedora y con doradas…
La situación del mar no ayudó: fuerte oleaje de mar de fondo y gran cantidad de algas en suspensión que constantemente enredaban las cañas. Sólo unos cuantos sargos y tordos picaron y nos permitieron pasar una mañana agradable de pesca a surf casting así como probar las nuevas cañas que, por cierto, rinden a plena satisfacción.
La mejor compañía de mi hijo Ismael, que apunta buenas maneras como pescador y el encanto agreste de esta playa conformaron una magnífica jornada de pesca en mar. Quien no es feliz es porque no quiere.